La vida no vale nada, líderes sociales
La vida no vale nada, líderes sociales
En primer lugar debemos citar el texto que será analizado a continuación. Se trata del informe periodístico publicado por la Revista Semana titulado ¿Cómo explicar la sistematicidad en los asesinatos de líderes sociales?
Es pertinente resaltar la calidad y veracidad que se encuentran siempre presentes en los artículos divulgados por el semanario. Es la principal revista de análisis y opinión de Colombia. Su edición es semanal y circula en todo el país. Además cubre en tiempo real los principales procesos políticos y sociales del país y se ha caracterizado por ser un medio independiente y liberal de alta credibilidad desde sus inicios.
En esta ocasión poseemos un texto informativo, por lo que la opinión o tesis de su autor no se nos presenta de forma concisa como ocurre en el caso de un artículo de opinión; no obstante al leerlo los lectores podemos darnos cuenta de la fuerte crítica que es realizada hacia la problemática de los 257 líderes sociales que han sido asesinados en el país, en algunas ocasiones este informe menciona la enorme culpabilidad que recae sobre el gobierno colombiano al no haber accionado contra estos actos violentos de forma eficaz y rápida.
El tema principal a tratar es, como mencioné anteriormente, la espantosa oleada de crímenes contra los líderes sociales y defensores de los Derechos Humanos en Colombia, específicamente desde la firma del acuerdo de paz (24 de noviembre de 2016) hasta este entonces. Además nos brinda información sobre las investigaciones que se han venido realizando a partir de estos atroces actos por parte de instituciones tales como la Universidad Nacional de Colombia o la Comisión Colombiana de Juristas, entre algunas más.
El hecho que el gobierno colombiano no haya reconocido la sistematicidad en dichos asesinatos y ataques hasta el día 11 de enero del presente año, es indiscutiblemente una muestra de ignorancia hacia la dimensión que ha venido adquiriendo el problema. Ahora bien, es de vital importancia conocer el significado de este concepto para adoptar una posición. ¿Qué es y por qué efectivamente hay sistematicidad en estos actos? Este sustantivo denota la cualidad de lo que se realiza con frecuencia y método. Ante la negación por parte del Estado de su existencia, encontramos algunos datos y argumentos que nos demuestran lo contrario y que por lo tanto nos llevan adoptar una visión crítica en contra del gobierno por su ineficacia y desentendimiento del problema.
A continuación algunos ejemplos: este fenómeno no se trata de una sucesión de casos aislados sino que, por el contrario, tiene una estructura oculta cuya finalidad consiste en no dejar crecer a los líderes sociales; otro punto para tener presente, es que la mayoría de los crímenes se cometieron a través de sicarios, los cuales tuvieron que ser contratados por un sujeto, haber realizado un seguimiento previo y recibir un pago. Por último, en muy pocos casos se ha podido establecer la autoría intelectual de los crímenes, únicamente se conoce al esbirro. De hecho, en algunas zonas aseguran que la corrupción viene desde la Policía que no actúa a pesar de saber quiénes son los que controlan el territorio. He aquí otra muestra de sistematicidad, pues además de comprobar que estos hechos se realizan mediante la planeación, tal y como menciona Camilo Bonilla, uno de los representantes de la Comisión Colombiana de Juristas: “la omisión por parte de los entes del Estado también puede indicar sistematicidad”.
Por otro lado, debemos hacer énfasis en los victimarios para comprender más a fondo la problemática. Según análisis, los principales hacedores de estos crímenes no se conocen, en segundo lugar encontramos a los paramilitares, tercero a las disidencias de las Farc, grupos guerrilleros no identificados y miembros del ELN, y ya por último, y bastante increíble, localizamos a la Policía y Ejército nacionales.
En el caso del paramilitarismo y a pesar de no ser reconocido desde 2006, el supuesto año de la desmovilización de todos sus grupos, persiste el fenómeno de los llamados narcoparamilitares. ¿Por qué son ellos los que usualmente acometen contra los líderes colombianos? Esta cuestión no es de difícil comprensión si reflexionamos acerca de las luchas por el acceso a la tierra y a los recursos naturales o la búsqueda de la justicia social y la rendición de cuentas por parte de aquellos que desafían el poder de las élites económicas y políticas, este último ejemplo sobre todo en el caso de las disidencias de las Farc y otros grupos guerrilleros. He aquí el por qué de la mayoría de estos ataques. Tampoco debemos olvidar que actos tan grotescos como estos, los cuales incluyen asesinatos, lesiones, amenazas, violencia sexual y judicializaciones (violencia sociopolítica), suelen ser llevados a cabo en municipios donde encontramos un enorme vacío de poder por parte del Estado, y donde existe la presencia de cultivos ilícitos.
Ya que anteriormente mencioné la relación entre una de las causas (la investigación en la rendición de cuentas) y los grupos armados, es pertinente aclarar que en repetidas ocasiones muchas personas defensoras de derechos humanos asesinadas fueron presentadas como guerrilleros asesinados en combate en el marco del fenómeno denominado “falsos positivos”; no obstante las agresiones en el contexto de la violencia sociopolítica se diferencian de aquellas ocurridas en la confrontación armada, y por este motivo, no guardan una relación directa con el conflicto armado entre el Estado colombiano y los grupos armados insurgentes. Por el contrario, las causas están asociados a la actividad de defensa de derechos de las víctimas. Es un poco irónico y contradictorio que la misma firma del Acuerdo de Paz haya sido uno de los principales detonantes de la problemática, pues desde ahí las dificultades en cuanto a los defensores de Derechos Humanos incrementaron y empeoraron.
Refiriéndonos finalmente hacia el último grupo de victimarios, como la Policía Nacional, me parece totalmente inaceptable, absurdo e impermisible que incluso fuerzas como el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) hayan sido responsables de algunas ejecuciones debido al uso excesivo de la fuerza contra defensores de derechos humanos en protestas sociales. Cómo es posible que las mismas fuerzas del gobierno estén siendo partícipes de estos atroces actos. Si son estas personas las que favorecen que el fenómeno se encuentre en crecimiento, aquellas que deberían actuar de manera contraria y apoyar la pronta resolución y control del problema, las pretensiones sobre hallar a los autores no identificados, los grupos armados a los que pertenecen los civiles capturados, entre otros, se quedarán en un continuo “veremos”.
Finalmente, considero que mi opinión ha sido expresada a lo largo del escrito. Claramente pude comprender las causas de las ejecuciones y el por qué sí existe una sistematicidad. Mi posición es lógicamente contraria hacia la manera de actuar del gobierno colombiano, que además de perpetrar algunos de estos actos violentos, ha actuado de manera lenta en dar con la cabeza pensante de dichos asesinatos y no ha ejercido un fuerte control en contra del paramilitarismo y las disidencias de las Farc después del Tratado de Paz. Además muchos de los planes militares para poner fin al conflicto armado representan graves riesgos para los líderes que viven en estas zonas. Ni siquiera la totalidad de los cuerpos tienen sus reportes en Medicina Legal. La situación sigue siendo crítica y llena de enigmas que no han podido ser resueltos.
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