¿El populismo xenófobo se encuentra consumiéndonos?

En primer  lugar y antes de comenzar con el análisis del articulo periodístico titulado: "¿Cómo dejamos de preocuparnos y comenzamos a amar a la nueva ultraderecha?" escrito por el periodista Miguel Ramos, es de vital importancia exponer de forma concisa la postura del mismo respecto al tema tratado en el texto. 
Las ideas allí desarrolladas principalmente se relacionan con aquellos activistas fascistas que, desde un segundo plano e incluyendo cada vez en mayor medida nuevos integrantes, han logrado incrementar el poder político de los grupos ultraderechistas en toda Europa. También con los recursos y métodos que los partidos de extrema derecha emplean para influenciar a la población. Las nombradas anteriormente, podríamos decir, son las bases del escrito. 
Tomando en cuenta lo dicho anteriormente, Ramos presenta una posición claramente contraria a la ideología ultraderechista. Argumenta dicho rechazo y preocupación comentando que, dejando de lado tal y como ha ocurrido hasta el momento el activismo social y cultural, las características preponderantes de los pensamientos de extrema derecha, la xenofobia y el nacionalismo se tomarán como opción alternativa en un futuro próximo. Así mismo asegura que y cito sus palabras exactas "solo hace falta echar la vista atrás para ver cómo el discurso de odio es tan solo el principio de algo mucho peor."

A modo de resumen,  aunque es bien sabido que en la primera mitad del siglo XX ideologías fascistas, como el nazismo, el franquismo y el  fascismo italiano que han perdurado hasta hoy en día, (por ejemplo en el Partido Nacional-demócrata de Alemania o en el partido español conocido como Falange Española) protagonizaron trágicos episodios en toda Europa, tal ha sido su influjo en la juventud, en parte gracias a los proselitistas, que con el pretexto de haber renovado su imagen rechazando el capitalismo, el comunismo, y "no considerando ninguna raza o cultura superior a otra, sino apreciando la diversidad tratando de conservarla evitando que se mezclen" han remontado su poder político, como en el caso del Frente Nacional y su representante Marine Le Pen con diez millones de votos en las últimas elecciones, a pesar de sus propiedades euroescépticas, nacionalistas, xenófobas, racistas, conservadoras, tradicionalistas, proteccionistas ​y  su repugnancia hacia la globalización. Cabe mencionar también el discurso del miedo implementado entre sus recursos, por medio del cual citan las catastróficas consecuencias de una victoria de la izquierda. 

De igual forma es importante reflexionar un poco sobre los activistas de ideología fascista mencionados al principio de este texto llamados Identitarios. Estos desde el 2002 en países como Italia, Grecia, Francia e incluso Canadá y Estados Unidos se han dedicado a  equipar embarcaciones con el propósito de impedir a las ONG rescatar refugiados en el Mediterráneo, desean rescatar a los inmigrantes, pero no de la manera habitual, sino para llevarlos de vuelta a las costas africanas desde donde zarparon. Así mismo buscan "apropiarse" de edificios abandonados para dar allí amparo y cobijo, alimentos y recursos sanitarios a aquellas personas o familias que se encuentren atravesando un mal momento económico. La única condición es que sean nacidos en el respectivo país y no refugiados, pues realmente realizan una crítica hacia sus gobiernos por "preocuparse más por los inmigrantes que por los nacionales."

Es aquí cuando quiero dar a conocer mi punto de vista al respecto. Para esto usaré como ejemplo el grupo identitario español llamado Hogar Social Madrid cuyo lema es "Españoles sí, inmigrantes no" y una de sus frases celebres dicha por una participante es "No es nuestra culpa lo que esté ocurriendo en Siria." Es totalmente increíble en todo el sentido de la palabra cómo en pleno siglo XXI continúan estos pensamientos retrógradas que no nos hacen progresar como sociedad, todo lo contrario. Definitivamente y tomando en cuenta el uso de la violencia racial que estos partidos ejercen, la ultraderecha no comparte mis mismos ideales, los cuales se basan, como los de la mayoría de jóvenes hoy en día a pesar de estar o no influenciados por el miedo que estos generan, en querer crecer en una sociedad diversa, libre, sin racismo, solidarias con aquellos condenados al haber nacido en naciones con dificultades políticas. Comparto la opinión del autor del artículo periodístico. 
Es únicamente deber de la sociedad frenar este ascenso de la extrema derecha. En este punto y gracias a los medios de comunicación, la totalidad de la juventud mantiene algún tipo de contacto con personas provenientes de otros países. ¿Somos entonces conscientes de lo que supone aceptar estas ideologías? 


Artículo analizado: 
https://www.nytimes.com/es/2017/07/19/como-dejamos-de-preocuparnos-y-comenzamos-a-amar-a-la-nueva-ultraderecha/?rref=%2Fsectioncollection%2Fnyt-es&action=click&contentCollection=ultraderecha®ion=stream&module=stream_unit&version=latest&contentPlacement=3&pgtype=collection

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