Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino nació
en Roccaseca (actual Italia) en 1224. Fue filósofo y teólogo así como también
el máximo representante de la filosofía escolástica medieval. Desarrolló una
perdurable reformulación de la teología
cristiana, la cual no había recibido aportaciones importantes desde hacía ocho
siglos.
Vivió durante el siglo XIII,
momento de mayor florecimiento para la Europa Medieval, siendo Francia el
centro político y cultural. La economía gozaba de estabilidad gracias a un
comercio floreciente, lo cual provocó el enriquecimiento de la burguesía
comerciante y de los campesinos, mientras que la vieja nobleza se empobreció.
Las ciudades tuvieron un gran desarrollo.
El poder del papado alcanzaba supremacía universal. Culturalmente, destaca el nacimiento de las Universidades. También el aumento de las traducciones de filósofos griegos, árabes y judíos, trabajo en el que destaca de Escuela de Traductores de Toledo. Por otra parte, se fundan las órdenes mendicantes, principalmente la de los dominicos (1217), órden de Tomás, y de los franciscanos (1219), que llegaran a ocupar las principales cátedras de las Universidades.
La actividad filosófica, con
el auge de las universidades, abandona definitivamente el entorno eclesiástico
y va dejando paso a la autonomía de una
razón que se reclama capaz de tratar las cuestiones filosóficas con
independencia de las restricciones que la fe impone a sus reflexiones. Una
muestra de ello será el declive de las posiciones agustinianas en el mismo seno
de la iglesia, sustituidas rápidamente por las nuevas posiciones de Alberto
Magno y Santo Tomás de Aquino, inspiradas en la filosofía aristotélica, cuyo
avance es una de las características de la filosofía en el siglo XIII.
Averroes, con sus comentarios a las obras de Aristóteles se convertirá en el
filósofo de referencia de los aristotélicos, incluido santo Tomás.
Santo Tomás fue deudor de la
tradición filosófica cristiana, aceptando el predominio de lo teológico sobre
cualquier otra cuestión filosófica, así como los elementos de la fe que deben
ser considerados como imprescindibles en la reflexión filosófica cristiana.
Sin embargo, esa relación de
dependencia de la razón con respecto a la fe será modificada sustancialmente
por él. A lo largo del siglo trece, el desarrollo de la averroísmo latino había
insistido, entre otras, en la teoría de la "doble verdad", según la
cual habría una verdad para la teología y una verdad para la filosofía,
independientes una de otra, y cada una con su propio ámbito de aplicación y de
conocimiento. No debe interferir una en el terreno
de la otra. Santo Tomás rechazará esta teoría, insistiendo en la existencia de
una única verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe.
Sin embargo, reconoce la
particularidad y la independencia de esos dos campos, por lo que cada una de
ellas tendrá su objeto y método propio de conocimiento. La filosofía se ocupará
del conocimiento de las verdades naturales, y la teología se ocupará del conocimiento de las
verdades reveladas, de las verdades que sólo puede ser conocidas mediante la
luz de la revelación divina. Ello supone una modificación sustancial de la
concepción tradicional (agustiniana) de las relaciones entre la razón y la fe. Santo Tomás acepta la existencia de un terreno "común" a la filosofía
y a la teología, que vendría representado por los llamados
"preámbulos" de la fe (la existencia y unidad de Dios, por ejemplo).
Pero, estrictamente
hablando, la posición de Santo Tomás supondrá el fin de la sumisión de lo
filosófico a lo teológico. Esta distinción e independencia entre ellas se irá
aceptando en los siglos posteriores, en el mismo seno de la Escolástica,
constituyéndose en uno de los elementos fundamentales para comprender el
surgimiento de la filosofía moderna.
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